El Cervoducto de Brujas
La famosa cervecería belga De Halve Maan, cuya cerveza ha obtenido el permiso del ayuntamiento para construir una especie de oleoducto, un “cervoducto” subterráneo para el transporte de la cerveza.
El emperador Maximiliano de Habsburgo, al volver de la guerra, fue recibido por los habitantes de la romántica Venecia del norte con un gran desfile de juglares y truhanes; cuando le pidieron dinero para realizar un manicomio en la ciudad, él contestó con una frase que quedó famosa y que, a partir de ese momento, caracterizó a los habitantes de Brujas: “¡Brujas es un gran manicomio, solo tienen que cerrar las puertas!
Quizás el emperador Maximiliano tenía un poco de razón: después de un par de siglos, los habitantes de Brujas, es decir “Los locos de Brugse”, siguen teniendo ideas originales y un poco locas. Es de hace pocos días, por ejemplo, la noticia que la famosa cervecería belga De Halve Maan, cuya cerveza más conocida se llama precisamente Brugse Zot (“los locos de Brujas”), ha obtenido el permiso del ayuntamiento para construir una especie de oleoducto, un “cervoducto” subterráneo para el transporte de la cerveza.
La decisión se tomó a fin de reducir el paso de camiones en la ciudad para el transporte de la cerveza desde la fábrica hasta las plantas de envasado.
Este “Cervoducto”, de unos 3 km de largo, pasará por debajo de los canales de la ciudad y llevará la cerveza producida en la histórica cervecería a todas las empresas de envasado que se encuentran en la periferia.
Brujas, patrimonio del UNESCO desde el año 2000, es puesta a prueba cotidianamente por el paso de muchísimos camiones destinados al transporte de cerveza, que no tienen más remedio que pasar por las pequeñas calles medievales del casco antiguo, con el riesgo de dañar tanto la pavimentación como las fachadas de los edificios.
La razón por la cual se quiere realizar este gran ducto para el transporte de cerveza tiene que ver con el medioambiente, tanto para salvaguardar el patrimonio histórico como para mejorar la calidad del aire que los ciudadanos y los turistas respiran en el pequeño centro medieval.
¿Por qué no imitar esta original idea de los habitantes de Brujas?
Quizás otras cervecerías pueden realizar este especial “cervoducto”, limitando el transporte sobre ruedas y reduciendo la contaminación.